DECORANDO CON PARQUET, ESTILOS Y PERSONALIZACIÓN.
Independientemente de cualquier factor, el parquet es clásico. Sobrio. Puro. Atemporal. Ahora bien, la atemporalidad del parquet no es su única cualidad estrella. Además de no resultar característico de ninguna época en especial (sino de todas) tampoco resulta característico de ningún espacio en especial, sino de todos.
Tras un repaso a los diferentes tipos de decoración según en qué rincones del mundo nos inspiremos, se concluye que a la hora de traerte una ciudad, país o continente a tu salón, elijas la que elijas, revestir la superficie de parquet es la decisión correcta. En este post te revelamos un manual de trucos para llevarte África, París, Finlandia, Japón, La Toscana, o el Imperio Británico victoriano a casa. Toma nota.
África
Es imprescindible aportar un efecto visual de fuerza y vitalidad. Con ese objetivo se recurre a los colores, las texturas y la geometría. El mobiliario se dispone preferentemente en paralelo, creando un efecto visual de extensión a lo ancho que evoca la belleza de los míticos horizontes africanos.
Los colores vivos y los estampados étnicos recuerdan a la indomable sabana; podemos contrastarlos con el blanco para remarcar su carácter, impregnando la estancia de vida y libertad. Tenemos vía libre con la combinación de estampados, pero se debe procurar que rompan la calma de un tono liso. Puedes escoger un motivo de rayas en blanco y negro que inspire el galope de cebras salvajes, o círculos indefinidos marrones sobre un fondo amarillo, por ejemplo, que prácticamente acerque a tu cara el cuello de una jirafa contra el sol de la mañana.
A la hora de decidirse por el color y estilo de la superficie, para lograr estos decorados, la madera oscura y las tablas definidas son los favoritos. Las maderas rasgadas, tanto en la superficie como en el mobiliario, o pequeños detalles ornamentales, aportan más aire salvaje.
Francia
Cenefas con aires de realeza y romanticismo, paredes tapizadas, muebles de estilo barroco, madera con encajes, zócalos cuidados en los detalles, candelabros que destellan y dan la sensación de no acabar de florecer… Todo enmarcado con cortinas espesas de pliegues infinitos, en un juego de tonos blanco roto, dorado y pastel que contrasta de forma maravillosa con laminados color café.
El conjunto general del mobiliario, que inspira lujo y magnificencia, se extiende visualmente a lo alto, creando un espacio característicamente parisino y chic que parece apuntar hacia el cielo y subrayarlo.
Escandinavia
Sobre un lienzo de blanco puro, representante definitivo del frío y la nieve escandinavos, se lleva a cabo un juego decorativo entre la saturación y el contraste. Las ráfagas de color rompen la línea de tonos monocromos, a la vez que los hacen protagonistas. Detalles en rojo, turquesa o amarillo definitivamente no sobran, pero jugar con la intensidad del negro sobre la gama de blancos y grises predominante es obligatorio.
A la hora de escoger la tonalidad del parquet, prima el estilo rústico, la estructura monotabla y los colores café, claros y grisáceos, preferiblemente veteados. La rotundidad de figuras geométricas, como cuadrados y rectángulos, forman parte de la decoración y el mobiliario. Esta geometría, complementada con el veteado de la madera de los muebles o la superficie, evoca la calidez del árbol en medio de la calma nórdica.
La iluminación es un factor clave, tanto natural como artificial. Grandes ventanales y lámparas de líneas curvas o rectas que se camuflan entre la nieve o la delinean en negro. En general, mediante la luz como principal recurso, el conjunto visual debe conseguir resaltar la belleza del espacio vacío frente a la saturación ornamental.
Asia
Tonos grises y azulados sobre un fondo blanco, cerrado por detalles rosas o violetas que, inspirados en la flor de cerezo, trasladan la primavera japonesa a la estancia.
Las lámparas de estilo minimalista armonizan con el conjunto y la iluminación natural se explota mediante inmensos ventanales.
Los muebles de estructuras curvas y maderas oscuras al más puro estilo oriental, o de baja estatura, asentados generalmente sobre alfombras, destacan la altitud de la estancia. La pieza clave del decorado son los colchones y las mesitas bajas en el salón para tomar el té; prácticos, funcionales y, por supuesto, tan característicos.
La belleza del conjunto es completada por una superficie de madera cuyas tablas aportan una extraordinaria sensación de amplitud. El tono preferido es el bambú.
Se trata de espacios que, mediante el uso de recursos geométricos y cromáticos, rinden admiración a la naturaleza, a la vez que evocan la calma y la rectitud espiritual tradicional de estos rincones del mundo.
Toscana italiana
La combinación de materiales como la piedra, el barro cocido y la madera de los suelos, los muebles envueltos en piel y decapado, la presencia de flores, los tonos crema, neutros, lavanda y café… La misión de estos elementos decorativos es conciliar la belleza de la naturaleza salvaje con la calidez y funcionalidad del hogar.
El interior se funde con el exterior a través de ventanales de todos los tamaños, puertas y balcones ambientados. Los utensilios de cocina resultan muy decorativos, lo cual colabora con el estilo rústico de los muebles y la elegancia de las cortinas para conjugar la sobriedad romana y la sencillez del campo en un resultado increíblemente acogedor.
Inglaterra
Paredes colores pastel, blanco, crema o tapizadas con motivos florales o rayas verticales, que resultan muy elegantes contrastadas con un mobiliario oscuro en tonos oscuros. Grandes cabeceras o barrotes de metal en las habitaciones, edredones de faldas espesas y encaje, cuadros de marcos barrocos que encierran hermosos paisajes, flores o retratos de época… Y si el objetivo es lograr un estilo victoriano, la profusión decorativa resulta aún más primordial: cada centímetro del espacio debe invocar el lujo, la soberbia y la distinción del Imperio Británico.
Los colores ideales para lograrlo son el ocre y el dorado. Los muebles no destacan por su conjunto sino por individual: las sillas, las mesas, la exuberancia de los candelabros y los cuadros suponen piezas de arte en sí mismas.
La presencia de tejidos es fundamental; grandes cojines y almohadas, mobiliario tapizado, manteles caídos y cortinas de terciopelo de gran espesor que realzan la elegancia de la madera que cubre la superficie. Las tablas del parquet discurren en línea recta o, muy a menudo, en zig zag.
Espejos labrados, estatuas, juegos de té en la cocina y flores resultan elementos decorativos fundamentales.
Convierte tus estancias, vive y haz experimentar a tus visitantes la fantasía de habitar en exóticos lugares.
Fuente: vivaparquet.com/blog/